
Trencacims, arrástrate como un eslizón, trepa como una salamanquesa y sufre como el Oso Yogui en el circo
Lolo Díez. / DANI ITARTE
En 2001 se celebró por primera vez la Cursa de Paüls, una carrera histórica que llegó a ser prueba de la Copa de España. En 2011, y tras varios años de éxitos, la organización, un club de Tortosa se tomó un respiro… Probablemente hubiera algo más que un respiro, el caso es que desde 2013 el testigo lo cogió otro evento, algo más duro -o mucho más duro-, lo que indicaba que ese pequeño pueblo enclavado en el Parque Natural Els Ports, llevaba esto de correr por montaña en la sangre y no podía estar sin ver ese espíritu, y ese ambiente (hay que decir que en Cataluña hay y mucho), por mucho tiempo. El evento, la prueba, la carrera, pasó a llamarse Trencacims.
Ves los tiempos de otras ediciones y te sugestionas, ver que para 50 kilómetros poca gente baja de las siete horas te hace pensar que o se va de paseo o eso es más duro que ir con un ticket regalo al Primark. ¿Y qué pensáis? Pues eso… Que es una carrera de arrastrarse como un eslizón, de trepar como una salamanquesa y de sufrir como el Oso Yogui en un circo.
En el papel, la Trencacims-Paüls son 50 kilómetros y 4.000 metros positivos. En el papel se ve un perfil con subidas más bien cortas con mucho desnivel, pero también relativo, en ningún momento se supera los 1.100 metros de altura…. Eso sí… creo que catorce, entre subidas y ‘subiditas’.
Hasta donde llega la participación de un pueblo, que a las 06:30 de la mañana te organiza la salida más emocionante de tu vida. Hasta ahora, en mis años de carreras el listón lo habían puesto Les Templiers en Francia con las bengalas durante un kilómetro, pero ahora Paüls y su salida, serán recordados en mi memoria como la más espectacular y más emocionante (hasta el día de hoy). ¿Y cómo fue? Pues muy fácil… Fuegos artificiales, bengalas, antorchas, música épica, la gente cantando, saltando en mitad de la noche, en un valle espectacular con el cielo estrellado… Dicho así, no suena tanto, pero con la adrenalina por las nubes se convierte en lo más.
Y así salimos, entre lágrimas camino de la muerte. Por delante como tiros, Pau Capell, Dani Aguirre, Andreu Simon, Ander Cangas… o sea, un plantel de corredores digno de cualquier prueba internacional. Yo salí a mi ritmo, y parece que este es de estar entre dos aguas, ni con el grupo de delante ni con los de atrás. La primera subida que nos lleva hasta el amanecer espectacular desde la Mola Grossa, con trepada incluida. A partir de aquí fue donde empecé a hacer amigos: Iván Artigas del que prácticamente no me separé en toda la carrera.
No voy a hablar mucho de la carrera en sí, ya que fue un sin parar de subir y de bajar a través de paisajes impresionantes.
Las bajadas hacen más daño que las subidas
Bueno, o sí… Pasamos el kilómetro 15, y comenzamos a subir ligeramente, y subimos, y subimos, y de repente nos metemos en una pared, casi una arista, espectacular, donde tuvimos suerte y el viento nos tiraba hacia el lado contrario de la caída. Sí, estábamos subiendo a la Punta de l’Aigua de 1.072 metros. Para luego bajarla, y es que las bajadas hacían más daño que las subidas, y yo no iba muy fino en ese sentido, el dolor en el meñique era realmente molesto.
Poco a poco avanzaba, y es que hasta que llegué al Camí de l’Alfara en cuatro horas exactas todo era bastante cómodo, hasta aproximadamente el kilómetro 30. De ahí hice una espectacular subida junto a Adolf Aguiló, quien me hizo recuperar terreno respecto a Iván. Eso sí, la subida más dura de la prueba hasta el agua del Tord. ¡Qué dura, qué pestosa, acojonante…! A partir de aquí, solo quedaban quince kilómetros y prácticamente tres subidas pero se hicieron eternos. Mantenía el ritmo y las sensaciones hasta la subida, la última hasta la cima Joan Gran, donde el viento hizo que volara en la bajada, literalmente, hubo dos momentos donde estuve suspendido en el aire, y es que el viento fue predominante durante toda la travesía en las zonas altas. La bajada a meta llevadera, puede ser que fuese la zona más cómoda de toda la carrera.
Entro en el pueblo y allí está mi máxima seguidora, por obligación (¡risas!), Patri Barriales, quien prácticamente me acompaña hasta el arco que cruce en siete horas y 22 minutos, mucho mejor de lo esperado, ya que desde el 15 de septiembre ha sido la distancia más larga que he acabado.
¡Pero la crónica no acababa ahí!
Patri Barriales. / TRAILCYL
Después de tomar unas cuantas cervezas e hincharme a FastRecovery de Prozis a barritas Prozis Energy, pasando una noche inolvidable dentro de la casa caracol gracias al vendaval. Me pongo junto con Patri en la salida de la Marxa, 13 kilómetros y 850 metros de desnivel positivo. Realmente solo quería hacerme daño, o sea, ese rollo sado que nos gusta tanto a muchos, y de paso recordar lo que son dos carreras seguidas un poco con la Dragons Back Race en mente, para la que queda poco más de un mes.
Salimos, y yo en todo momento detrás de Patri, en nuestras reglas particulares, tenemos el que no la puedo adelantar. Su ritmo de subida es bastante bueno, yo voy trotando por detrás intentando que las piernas no me maten mucho, hasta que… en el kilómetro siete me dicen que voy el quinto y veo al cuarto justo a quince metros delante de mí…, y durante tres segundos pienso en tirar a morir a ver si consigo recuperar lo perdido…, pero en el segundo 4 pienso, he venido a acabar con Patri, y sí, mi recompensa en meta viéndola ganar, fue mucho mayor que si yo finalmente hubiera subido al podio.
Si quieres leer la crónica de Patri… pincha aquí crónica.
Creo que muchos organizadores tendríamos que mirar a esta carrera como ejemplo, en organización, probablemente tengan sus más y sus menos, pero empezando por el marcaje, la seguridad, los voluntarios (IM-PRESIONANTES), los avituallamientos, las comidas finales, la… BARRRA LIBREEE DEEE CERRVEZAAA, la bolsa del corredor, que era como haber ido a hacer la compra… La salida, como acogieron a los últimos corredores, a los escobas, el homenaje a los voluntarios. Un diez alto.
Probablemente no repita, hay tantas carreras y tantos sitios por conocer en el mundo… pero todo el que quiera pasar un gran fin de semana, Trencacims Paüls.