
Para mí, la finisher de mi abuela tiene mérito con 18 o con 40 horas
Corredora de longeva edad, en una prueba deportiva. TRAILCYL
“Hasta mi abuela es finisher tardando 18 horas. ¿Qué mérito tiene eso?” Esta contundente reflexión pronunciada recientemente por Fabián Roncero es una muestra más de la corriente crítica contra el deportista popular que sigue creciendo dentro del mundo de las carreras pedestres.
Esta corriente de opinión, que al menos públicamente sigue siendo minoritaria, solía centrar sus críticas en las carreras de asfalto con andanadas del estilo ¿cualquier corredor que acaba una maratón debe de ser considerado maratonista?, pero hasta ahora afortunadamente habían olvidado nuestro mundo de las carreras por montaña, probablemente porque para muchos practicantes del atletismo tradicional los que corremos por montaña somos bichos raros que ni siquiera merecemos la consideración de atletas.
No obstante algún palo nos suele caer, a veces son atletas de alto nivel cegados por su ego y brillo interior –como podría ser el caso que nos compete-, en otros casos son autoproclamados gurús del deporte guiados por su marcada falta de luces –Josef Ajram entraría en esta categoría- los que disparan sin piedad contra los corredores de menor nivel, esos a los que desprecian por su escaso desempeño físico y a los que despectivamente suelen consideran “runners”, por no llamarlos directamente inútiles o globeros que suena más feo.
¿Y por qué empieza a suceder esto cada vez con más frecuencia? Quizás porque ha comenzado a entrar dinero en el mundo de las carreras por montaña, y paradójicamente en algunas ocasiones no son los corredores elite los que se están beneficiando de manera exclusiva, dándose casos de corredores marcadamente populares que han conseguido importante repercusión a nivel mediático e incluso a nivel de patrocinios con su manera desenfadada de entender este deporte y parece que esto no gusta a determinados deportistas de nivel que de alguna manera se sienten ninguneados por no alcanzar la repercusión mediática y la consecuente repercusión económica que creen merecer.
Cabe reseñar que los ataques siempre vienen desde fuera del propio mundo del trail, disciplina donde la coexistencia entre élites y populares hasta el momento siempre resulta ejemplar y donde aparentemente hay una perfecta simbiosis entre ambos colectivos, los populares admiran a los élite y los élite a su vez muestran respeto por los populares. Este fenómeno probablemente derive de que todos los que corren por montaña, independientemente de su calidad y nivel físico, son conscientes de que el verdadero rival al que uno se enfrenta en este tipo de pruebas de elevado desgaste físico es uno mismo, teniendo el mismo merito completar un carrera de 20, 60 o 100 kilómetros para todos sus participantes, los primeros por el altísimo ritmo que son capaces de mantener durante muchos kilómetros, y los últimos por la cantidad de horas que se mantienen activos para superar las dificultades orográficas, sumado a las grandes dificultades personales que deben de afrontar antes de cruzar esa ansiada línea de meta.
Corredora de longeva edad, en una pista de atletismo. TRAILCYL
Y es que aunque suene tópico no todo el mundo tiene la genética, los medios y el tiempo necesario para entrenar como un atleta profesional, e intentar preparar pruebas de gran resistencia física, da igual que sean carreras por montaña, triatlones o pruebas ciclistas, compatibilizando entrenamientos a horas intempestivas con trabajos extenuantes, obligaciones personales de diversa índole y/o familias con niños, hace que las condiciones de partida ya sean diferentes para ambos colectivos.
Quizá por eso duele ver a un atleta como el señor Roncero, que por resultados y marcas conseguidas es sin lugar a dudas una de los mejores atletas españoles de toda la historia, lanzar gratuitamente un comentario tan despectivo hacia todos aquellos corredores que tanto le admiran.
Estimado Fabián, posiblemente nunca llegará a leer estas líneas, sin embargo me permito la licencia de afirmar que no ha aprendido usted nada en los muchos años que ha estado practicando atletismo, y se lo digo desde el cariño que usted no muestra por otros compañeros de fatiga, porque una de las máximas que se inculcaban a los atletas, al menos así era cuando yo entrenaba, era el RESPETO por todos y cada uno de los rivales con los que uno competía independientemente de su nivel competitivo.
Alguien que ningunea a otros competidores, podrá correr muy rápido y será un buen corredor, pero siempre será un mal deportista, y si me apura un atleta pésimo porque atletismo es sinónimo de RESPETO, SACRIFICIO y HUMILDAD, y en el fondo de la cuestión la única diferencia entre usted y esos corredores a los que ningunea y desprecia, es que usted es capaz de desplazarte a pie mucho más rápido que ellos, pero olvida que la distancia recorrida siempre es la misma para todos.
Y se lo digo yo que corriendo soy más malo que la carne de perro, que no paso de senderista pretencioso porque mi nivel físico no me da para ser considerado ni siquiera corredor –de atleta ya mejor ni hablamos-, aunque hubo una época muy, muy lejana donde era capaz de correr un poco menos despacio que ahora, nada especialmente destacable para cualquier atleta de nivel medio, sin embargo bajar de 1 horas y quince minutos en media maratón o de 33 minutos en 10.000 metros me permitió conseguir alguna medalla o algún buen puesto en categorías inferiores, lo cierto es que inexplicablemente llegué hasta la categoría promesa “haciendo que corría”, aunque siendo realistas nunca prometí nada como deportista.
Alto Sil 2013, indescriptibles tres kilómetros con el corredor escoba
Momento de la Alto Sil 2013. ALTO SIL
Esos pequeños logros de los que le hablo se reducen hoy en día a unos cuantos trofeos herrumbrosos en un rincón lúgubre y olvidado del trastero, sin embargo conservo intactos un montón de recuerdos asociados a las carreras por montaña, de esos que según usted no tienen ningún mérito.
Carreras como Alto Sil 2013 donde peleando con terribles calambres desde que quedaban 10 kilómetros a meta, disputando en compañía del escoba los último tres kilómetros, conseguí alcanzar la meta con apenas unos segundos de margen sobre el cierre de control. Ese día lógicamente no gané a nadie, posiblemente llegué muchos minutos detrás de su abuela don Fabián, sin embargo esa sensación de orgullo que sólo se alcanza cuando en completa soledad y anonimato uno es capaz de alcanzar sus límites personales es algo que debería experimentar, porque este deporte es mucho más que el logro de una buena marca o un buen puesto, es una batalla constante de superación personal, y quién no entienda esta sencilla premisa de partida, no entiende nada de deporte.
Por lo anteriormente expuesto creo que se ha equivocado de manera notable señor Roncero, si realmente piensa lo que ha dicho es usted una persona soberbia, y si sólo lo ha dicho con el fin de crear cierta polémica con el fin de promocionar su nuevo libro, permítame que le diga que es usted muy torpe porque no se ha detenido a valorar que son precisamente esos corredores que minusvalora los compradores potenciales de su libro ¿O acaso cree que a los corredores élite les importan sus peripecias vitales?
Por cierto señor Roncero, y ya por acabar esta breve reflexión personal en voz alta, he leído un comentario de otro corredor contestándole en otra plataforma donde aseguraba que participó usted en la Maratón Alpina Zegama-Aizkorri y abandonó sin llegar a meta en una de sus ediciones, por más que he buscado este dato no lo he podido confirmar, no obstante si así fuera sería una lástima que su abuela no le hubiese esperado para marcarle el ritmo y llevarle hasta esa meta cuya consecución carece del más mínimo mérito según sus propias palabras.
Ese día hubo con total seguridad un montón de corredores populares que si consiguieron alcanzar la meta, populares anónimos que de ser cierta su retirada habrían ganado a todo un campeón como usted, porque aunque para usted carezca de importancia, cualquiera que llega a meta, independientemente del tiempo empleado en alcanzar esa meta, siempre queda por delante de que quién abandona por el camino, y a su vez los que abandonan siempre están por delante de quién ni siquiera se molesta en intentarlo, y no he escuchado a ninguno de esos populares criticarte por abandonar ¿qué cosas no?.
Por eso es tan importante ser humilde en la vida, porque en el fondo tiene usted razón, hasta su abuela puede finalizar un ultra, pero para poder finalizarla lo primero que hay que hacer es intentarlo, y sólo los que se atreven a intentarlo son capaces de lograrlo.
¡Nos vemos en la montaña!