
Los otros retos: Luis Alberto Hernando en Ibiza
Luis Alberto Hernando en los Tres Días Trail Ibiza. MARTA BACARDIT
En tiempos de covid, cuando la motivación del corredor cae, y las planificaciones y los calendarios se escurren por el retrete, a veces lo difícil es simplemente volver a empezar.
Te cuesta a ti, que alternas tus entrenamientos medio organizados con el trabajo, la familia y -en muchos casos- los sinsabores de una época que -casi siempre- para mal, recordarás el resto de tus días; pero también le cuesta a ese ídolo, que idealizas, imaginándolo con su traje de supermán embutido, levitando en su último modelo de zapatilla placa de carbono y tejido gore tex, que ríase la última fantasmada.
Con los tachones del anuario, que más que un ‘próximos eventos’ se asemeja más a un camposanto de cruces rojas desde el pasado mes de marzo, no es de extrañar que uno pudiese pensar que las primeros brotes verdes en forma de salidas y metas, llenasen de dorsales las ‘nuevas’ carreras.
Sin embargo, pese a que ha habido casos con participaciones elevadas, existen reticencias -lógicas (sanitarias, económicas, anímicas…)- para no volver a ponerse el número en el pecho.
En el caso de los corredores ‘élite’ (de este término ya hablaremos otro día), a todos los temores anteriores se puede sumar precisamente ese miedo a no poder volver a ser el de antes, o, mejor dicho, a reaparecer sin ser capaz de cumplir con las expectativas, porque los campeones siempre quieren ser campeones, sea cuando suena el pistoletazo de salida o hasta para ser el primero en comerse “todos los trozos de pizza de la mesa”.
Esta frase que no es mía, y sí de un campeón del mundo, viene motivada por la participación de Luis Alberto Hernando el pasado fin de semana en los Tres Días Trail Ibiza. Luis despierta admiración siempre. Lo hace cuando piensas en aquellos tiras y aflojas con Kilian Jornet en Transvulcania, o en las distintas veces que el burgalés se ha convertido en campeón del mundo (a mí, por juventud o cercanía, siempre me evocará la de Penyagolosa en 2018), pero también en la cercanía que derrocha cuando come tortilla de patatas en la última cima perdida del pirineo aragonés, se baña en geles de glucosa acafeinados o juega a buscar rebecos llamados ‘Kilian’ por las montañas.
Luis también despierta admiración cuando se planta en Ibiza sin entrenamientos y lejos de esa versión de súper héroe que baja las montañas de tres en tres y las sube como si las ‘Terrex’ esas fuesen las de Marty Mcfly
Luis despierta admiración cuando se planta en Ibiza sin entrenamientos y lejos de esa versión de súper héroe que baja las montañas de tres en tres y las sube como si las ‘Terrex’ esas fuesen las de Marty Mcfly, aunque en vez de huir del tonto villano de Regreso al Futuro, el burgalés las utilizase para ser el más rápido en alcanzar la cima de aquel pico lejano.
Se gana el respeto cuando acude a una carrera como Ibiza, que lejos de ser el quinto Campeonato del Mundo de Ultra Running, Trail Running, Sky Running, Mountain Running… y hasta ‘Subeybaja’ Running, bastante ha tenido con sacar adelante una edición en la que además de tener revisiones semanales de protocolo anticovid, toques de queda, estados de alarma, reuniones gubernamentales, suspensiones de vuelos… ha permitido que 350 ilusos y soñadores pudiesen volver a sentirse como el propio Luis Alberto cruzando todas las metas del planeta.
Luis Alberto Hernando en los Tres Días Trail Ibiza. IRENE 3DTI
Que el siete veces campeón del mundo (sumen trail e ISF) estuviese en la isla maravilla sin entrenamientos y fuera de forma, tiene su explicación en que Hernando necesita los puntos en su camino hacia el Ultra Trail du Mont Blanc, una carrera que, quién sabe, si habrá podido empezar a ganar ‘de paseo’ por las bonitas calas ibicencas o las explosivas traileras de Sant Josep o Es Cubells.
El reto no estaba en llegar el primero en esta ocasión, sino en “sobrevivir” a una ultra de más de 83 kilómetros y no dejarse llevar por ese animal competitivo interno, al ver pasar a corredores a ritmos vivos, que a buen seguro Luis, sin mucho trabajo, hubiese podido seguir como si nada en las otras dos etapas de apenas diez kilómetros cada una.
Sin embargo, Luis Alberto fue capaz de rodar “tranquilo”. De dejarse superar por la ilusión de sus ‘seguidores’ y no caer en la tentación de esprines vacíos, cuando Júlia Font y Anna Comet jugaban su particular reto a toda velocidad y en un particular homenaje al esfuerzo de los organizadores. ¡Viva el trail femenino!
Lo fácil hubiese sido dejarse llevar. No coger ese vuelo y esperar a ver si Frédéric Lénart -el nuevo ‘Poletti’- llega al UTMB con una carta blanca para la participación de ‘élites’ amparado en la temporada más extraña de nuestras vidas.
Lo fácil hubiese sido pensar en ello como una realidad… Pensar que no hubiese tenido que competir, ni siquiera por esa pequeña porción de pizza.