Pablo Villa revoluciona las redes con su ascenso al Aventón, de septuagenario con franela y boina
“No podía secarme el sudor por miedo a que se corriera el maquillaje. Hasta que pasaron los diez primeros minutos, temía que la broma me saliese cara y llegase el último”, reconoce el corredor, tras el reto de Salomon en el que el leonés completó el Aventón de las Palancas disfrazado de un anciano de 76 años
Pablo Villa mientras le maquillan para el reto. / SALOMON
El nombre de Eusebio Villa surgió entre los lápices y los pinceles de maquillaje. Mientras Raquel, maquilladora afincada en La Bañeza, convertía a Pablo Villa, de 28 años, en un septuagenario, eso sí, con la misma mirada juguetona del corredor leonés, miembro del equipo Salomon. “Fue una idea de Biel Ràfols, mánager del equipo, a principios de año, y estábamos esperando el momento adecuado para llevarla a cabo”, admite Villa, encantado con la propuesta desde el primer momento.
“Se trata de una forma más de dar un plus a nuestros atletas. Son retos motivadores en un momento con un calendario tan cargado de carreras“, explica Ràfols, quien admite que esta práctica de disfrazar a un deportista de anciano ya se ha realizado en otros deportes, como el fútbol o el baloncesto. “Aquí lo complicado es que en esos deportes se disfrazan un rato y ya está, pero, ¿cómo lo hacíamos en una carrera de montaña? En línea, imposible. Demasiado larga, así que optamos por un kilómetro vertical“, comenta Villa, quien señala que su equipo estaba compinchado con la organización del Kilómetro Vertical del Aventón, prueba que se celebró el pasado sábado en Cabrales.
“Llegue a la salida justo para que nadie me viese con anterioridad, y en vez de ponerme en primera línea, me puse al final. Salí andando, y durante los diez primeros minutos pensé que la broma me iba a salir cara… Que iba a llegar el último“, admite el corredor de La Bañeza. “Me picaba todo, y claro no me podía rascar con el maquillaje, el látex… No se podía notar nada”, añade.
Pablo, lejos de la última prenda -con todas las innovaciones del mercado- se amoldó a una camisa de franela del abuelo de su novia María, unos pantalones negros gastados de Salomon y unas zapatillas que tuvieron que ‘tunear’ para dar “otra imagen”. “Eran viejas y estaban algo rotas, pero las pintamos de negro con un rotulador y las llenamos de barro”, subraya Villa entre risas.
“¿Pero dónde va ese viejo?”
Pablo Villa caracterizado de Eusebio Villa. / SALOMON
A la zozobra inicial de Pablo, le siguió una escalada a toda velocidad del ‘viejo’ de la franela. “Empecé a pasar gente, y alguno sí que me reconoció. La forma de bastonear, las piernas, los bracines…”, afirma el leonés. “Otros sí que se sorprendieron de cómo subía el viejo -risas-“, comenta Villa, quien finalmente llegó en tercera posición, tras los casi dos kilómetros de ascenso del kilómetro vertical y los poco más de 1.000 metros de desnivel positivo.
El cronómetro, cuarenta minutos y una experiencia “única”, que ha revolucionado las redes, en una nueva muestra de innovación digital, eso sí, con boina y franela.
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